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Para la identificación, el reconocimiento y la expresión de emociones y sentimientos.

  • Foto del escritor: Maestros Kebo & Naki
    Maestros Kebo & Naki
  • 14 ene 2021
  • 4 Min. de lectura

Siguiendo con aspectos fundamentales para lograr una óptima relación con nosotros mismos y el entorno (natural y social)...


Resulta común ver que la gran mayoría de las personas se inclina por considerar, de forma casi obsesiva y cliché, más importante el estudio y el desarrollo de habilidades relacionadas a las ciencias exactas y a las vinculadas con el lenguaje verbal. Definitivamente, esto se ve influenciado por los sistemas que gobiernan, por ejemplo el sistema educativo tradicional que insiste en prevalecer mayor atención a las asignaturas que tratan estas habilidades, “contagiando” la idea de que son más importantes. Sin embargo, desde hace unos años se han levantado cada vez más instituciones que proponen un equilibrio del estudio, del desarrollo, apostando por la educación holística y reconociendo que somos seres integrales.


Asimismo, el hecho de ser sociales por naturaleza, alude directamente a lo que debemos tener priorizado o en paralelo desarrollar, recordando que el logro de, por ejemplo, habilidades lingüísticas o matemáticas, dependen de lo que sentimos, sobre todo durante el proceso de aprendizaje, de ahí que, por mencionar una idea, cueste en demasía que un niño se interese por leer un libro que le han impuesto o realizar un examen sin motivación (el interés es una emoción). En base a estudios sobre el funcionamiento del cerebro y con palabras de Francisco Mora, “poco sería lo que se enseña y aprende bien sino está mediado por la emoción”. Destacando que no solo es cuestión de reconocer y considerar las emociones de los educandos, pues también de los educadores, los que deben llevar a cabo sus experiencias para el aprendizaje de los demás desde sus propias emociones, de lo contrario, resulta la monotonía que no motiva al receptor y que, por ende, no ayuda a sentir.


No se trata de fomentar las emociones en el aula, sino de enseñar con emoción, lo que quiere decir haciendo curioso lo que se enseña. La curiosidad despierta la atención en el que escucha y aprende de forma automática y con ello, es obvio, se aprende mejor.” (Francisco Mora, 2019)


Esto es lo que a muchos aún se nos olvida o ignoramos, por el esfuerzo que requiere la atención, la empatía: el reconocimiento de que los demás también son y sienten.


Anteriormente, hablábamos un poco sobre el cuidado, reconocimiento y aprecio de sí mismos, conectado con lo que nos compete hoy, las emociones y los sentimientos como base para la identificación, el reconocimiento y la expresión de nuestro sentir.


La familia, la escuela, la sociedad, influyen en los procesos individuales, en las emociones, la conducta y el aprendizaje.


Para ello, presentamos hoy los conceptos relevantes para organizar mejor nuestro entendimiento sobre este tema.



"No somos responsables de las emociones, pero sí de lo que hacemos con las emociones."

Jorge Bucay



Por medio de los sentidos (estímulos) tenemos sensaciones, lo que deriva a emociones. La emoción es el estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente. Va acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos), es innata e influido por la experiencia, además, es breve y observable. Su origen está en el sistema límbico, cuyos componentes son fisiológicos (reacción frente al estímulo, involuntariamente), cognitivos (consciencia e inconsciencia influye en la experiencia) y conductuales (provoca cambios en el comportamiento).

A diferencia de la emoción, el sentimiento es una experiencia subjetiva de la anterior, es su interpretación, el resultado de combinar la emoción con el pensamiento racional de esa emoción. Perdura y surge lenta y progresivamente.


Creemos que la teoría de Robert Plutchik, graficando las emociones y categorizándolas, resulta muy útil para estudiarlas.


Además, se ha reconocido la clasificación más simple de ellas determinando emociones primarias, secundarias y meta-emociones (emociones sobre emociones, como cuando estamos felices y a la vez sentimos culpa).


1. Emociones primarias: básicas, respuestas directas al estímulo.

2. Emociones secundarias: derivadas de las básicas.

3. Emociones positivas: saludables, favorecen el pensar, razonar y actuar.

4. Emociones negativas: toxicas, pero de baja intensidad, pues no son perjudiciales y

sirven para el aprendizaje (recordar).

5. Emociones ambigüas: neutras.

6. Emociones estáticas: contexto artístico.

7. Emociones sociales: necesitan a otro específico (como la venganza y la confianza).

8. Emociones instrumentales: logro de un objetivo, autosugestión.



Ciertamente, existen confirmadas decenas de emociones, las que son factibles de tratar como conceptos de a poco, las más básicas y de acuerdo al desarrollo de los individuos, pero insistimos en la necesidad de estudiarlas en cualquier etapa de la vida, idealmente, en todas.


Estas imágenes nos pueden ayudar como instrumentos gráficos para educadores o educandos.



Es así como queremos visibilizar este tema fascinante, admitir y reconocer que somos emociones, que debemos estudiarlas, estudiarnos, porque mucho de nuestras vidas depende de ello, y si las nuevas generaciones son ignorantes al respecto, es en gran parte porque no estamos rompiendo el círculo vicioso, no estamos valorando nuestras emociones y sentimientos, conteniéndolas o liberándolas arbitrariamente. Finalmente, para ayudar a otros resulta altamente necesaria la empatía, cuyo origen tiene emociones, la que logramos cuando reconocemos e intentamos comprender nuestro ser y sentir.


Antes de finalizar esta entrada, queremos añadir parte de las conclusiones a las que ha llegado Martín Pinos Quílez respecto a que los “docentes, madres y padres deben permitir que sus emociones se expresen positivamente, escucharlas para atender sus necesidades y las de los niños, manejar las reacciones negativas y permitirse la satisfacción y la sana alegría, que disparan los niveles de serotonina, endorfinas y dopamina, mejorando su visión de la vida y la de sus hijos y alumnos”, siendo enfático en la necesidad de esta consideración de las emociones en el desarrollo de nuestra vida y, específicamente, en el aprendizaje; y recordando el famoso Triángulo interactivo del aprendizaje.



Reconocer el ser y sentir para comprender el mundo.



Todo finalmente, se conjuga en el ser y sentir, o más bien, de plano: SER (somos también lo que sentimos).



Esperamos que esta publicación haya sido de su interés.


Le invitamos a hondar en esta gran temática y buscar las definiciones de la variedad de emociones y sentimientos que podemos tener. Además, le sugerimos leer la breve entrevista que Educación 3.0 le realizó a Francisco Mora, donde hablan sobre el rol de la emoción en el aprendizaje, con una pequeña reseña de su muy completo libro “Neuroeducación: Solo se puede aprender aquello que se ama”; y el artículo donde se expresa Martín Pinos Quílez en el Periódico Heraldo de Aragón, sobre educar y aprender con lo que llama “corazón y cerebro”. [Link haciendo clic en los nombres correspondientes]


*Las imágenes de otros autores, poseen acceso directo a sus páginas. Puede presionar la imagen e ir a visitarlas.


¡Saludos!


Maestros Kebo & Naki del Taller K7

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